#ConMuévete con el perdón

El perdón es una fuerza que resucita a una vida nueva e infunde el valor para mirar el futuro con esperanza

¿Quién puede presumir de no ser un pecador?

Sin duda, todos lo somos. Somos humanos con limitaciones. Pero existe algo mucho mayor al pecado y es el perdón. El amor de Dios es tan grande, que a pesar de nuestros pecados, nos abraza y perdona. Hablo de amor porque Dios no lleva cuenta del daño que hacemos y para ello es necesario una voluntad mayor. A lo largo de la vida de Jesús de Nazaret, vemos continuamente este gran gesto de amor, con su palabra, con sus acciones y con toda su persona. Él revela la misericordia de Dios. Cuando descubrí que el amor de Dios estaba presente en mi vida, experimenté muchas cosas. Una de ellas fue aprender a tomar conciencia de lo que estaba mal en mi interior. Al principio, existía miedo por cada error cometido y por mostrar limitaciones, pero estas cosas representan una carga que no deja avanzar. Y cuando decides quitarte ese peso de encima, que se lo presentas a Dios, es un alivio y una renovación. Es cuando me presento frágil y vulnerable ante Él, muestro mis caídas y a pesar de ellas sé que Dios decide levantarme.

He tenido la oportunidad de conocer su ser misericordioso. Para mí el sacramento de reconciliación tomó un camino diferente, más de seguir los pasos mecánicamente y escribir en una lista los errores, descubrí o me hicieron entender que eso iba mucho más allá. Realmente si he visto un cambio en mi interior a la hora de realizarlo. Y las palabras que he recibido me han ayudado a tomar decisiones. Buscar resolver la situación y tener una manera de vivir diferente con un corazón sereno. Esta muestra de amor me ha conmovido inmensamente, y es por ello que deseo que más de una persona experimente ese amor. Ese amor que no condena, no juzga, libera y sencillamente perdona. Desde entonces lo que me rodea no quiero que esté exento de esto y es cuando acciones concretas de amor se presentan en mi estilo de vida. La compasión y caridad es algo fundamental, comprender la  limitación de los otros y la propia. Abrazar la fragilidad.

Un acto concreto es a aprender a perdonar a los otros. Este gesto sin duda es divino, perdonar de corazón a alguien no tiene palabras. La sensación de eliminar ese rencor o rabia de tu vida, te hace un ser más feliz. Además de serenar tu corazón también abres el corazón de quien perdonaste. Hay que saber llevar con paciencia los defectos del prójimo. Y ahí comienza la reconciliación, la que hace el mundo sea menos frío e indiferente. Sin duda es un reto, pero no es imposible cuando se hace desde el amor.

Sonia Balzán

Anuncio publicitario

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s