Campamento Misión comienza en cada uno de nosotros, con una llamada, una llamada que vale la pena.
Ciertamente vale la pena cada uno de los pasos dados en esa Semana Santa, en donde a cada uno de los que participamos, sin poder evitarlo, se nos cambia el mundo, curiosamente, al intentar cambiarlo. Es así como Dios trabaja en nosotros, mostrándose en los momentos que él considera adecuados, dentro de la agenda ajetreada que manejamos en esos días de experiencia.
Campamento nos da la oportunidad de crear sonrisas, de brindar una mano amiga, de ser luz y sal del mundo. Cuando la voz de Dios arde dentro de ti, no hay nada que la pueda detener.
Dios nos llama a edificar, y la mejor forma de construir y sumar es predicando su palabra a través del amor, a través de la dedicación en los pequeños detalles que marcan las grandes diferencias, por ello en Campamento siempre nos enfocamos en dejar una huella en aquella comunidad que visitamos, aunque esa huella al final también queda en nosotros.
Pintar una pared de una escuela, dibujar un gran mural, sacudir el polvo de aquello que lo a merita o sacarle brillo a lo que nos rodea, son algunas de las acciones que se pueden encontrar dentro del Campamento misión.
A pesar de no ser lo más importante, la forma en que cuidamos los bienes materiales puede reflejar lo que guardamos como persona; proteger lo que tenemos es crecer, es saber vivir.
Además de lo externo, hay un mundo interior que merece ser alimentado, y definitivamente la palabra de Dios nos alimenta el alma, por ello, en el Campamento misión nos damos la oportunidad de encontrar a Dios en diferentes rostros: de experiencia, tristeza, felicidad, cariño o arrepentimiento, nos damos la oportunidad de llevar la palabra a aquellos que lo necesiten, porque «Nada es casualidad, todo es providencia» y yendo de la mano de Dios siempre iremos al lugar correcto. Evangelizar es la mejor forma de dar y recibir a Dios a través de las demás personas.
La evangelización es 
fundamental dentro del Campamento misión, tener contacto con la comunidad nos permite conseguir en los ojos de quienes nos escuchan la fuerza necesaria para seguir con nuestro proyecto, seguir buscando iluminar las casas y los corazones de todos aquellos que aceptan a Dios. Cada casa que nos recibe es un abrazo para el alma, es un suspiro del espíritu que se alegra al saber que una nueva familia está dispuesta a llenarse de Jesús.
La familia es la base de una sociedad que necesita cada vez más ayuda, que necesita cada vez más a Dios. Él nos llama desde muy niños para crecer en su gracia y cosechar buenos frutos, que luego crecen en forma de un futuro brillante para el mundo. Por ello tampoco nos olvidamos de los niños, que nos brindan el amor más puro en cada sonrisa o abrazo.
En el Campamento Misión Concepcionista nos encargamos también de permanecer cada día de la Semana Santa junto a los niños, para llevarles la palabra de la manera más especial posible, y recordarles que tienen un amigo que los ama, su nombre es Jesús.
La catequesis impartida en los niños se convierte en un elemento vital en el Campamento, sus risas nos llenan de fuerzas para despertar cada mañana, nos recuerdan que tenemos un futuro lleno de esperanza y de alegría, pero ese futuro depende del ahora, y lo tenemos en nuestras manos.
Dios nos lleva al lugar adecuado en el momento correcto, para convertirnos en instrumentos de su palabra y a su vez predicar su grandeza y su amor que redimió al mundo. En campamento realizamos un gran trabajo personal, nos llenamos de la fuerza del espíritu santo, caminamos cada día junto a Maria nuestra madre y nos encaminamos directamente para encontrarnos con Cristo, que resucitó por nosotros y resucita cada día en nuestros corazones para llenarnos de fuerza, vida y esperanza, para llevar su palabra, para ser misioneros.
Realmente es un llamada que vale la pena, que nos hace agradecer a Dios cada día que pasa, porque los días no son días sin él. Los días son diferentes cuando reconocemos la presencia de Dios en ellos, es imposible conocerlo y no seguirlo, es imposible seguirlo y no tener ganas de seguir conociéndolo. Campamento Misión es una oportunidad firmada con su gracia. Llenarnos de Dios nos permite nunca más sentirnos vacíos de nuevo.
Campamento siembra una semilla que permanece el resto de nuestras vidas, nos muestra la forma en que servir nos ayuda a encontrarnos con Jesús, nos enseña las diversas maneras en las que nos podemos sorprender por la grandeza de Dios, nos demuestra que la mejor decisión de nuestras vidas es acceder a pertenecer a este proyecto, un proyecto que definitivamente: vale la vida. Y perdura en nuestra mente, alma y corazón para siempre.
Elaborado por Jessica Alaimo
Ex alumna CLC Maracay
Fotos: Andrea Delgado, Yaraní Acosta
alegratepvc 